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viernes, 7 de diciembre de 2012

Escena extra del capítulo 8.

~Narra Joulley.~


Pataleamos en la pared mientras Dan se ríe al escuchar un gritito que Skiley ha soltado, seguramente al intentar usar la ducha. Yo también suelto una pequeña carcajada.

 -Dan. - comienzo a decir cuando paramos.

 -¿Sí, pequeño? - me pregunta mientras se levanta de su cama y se quita la camiseta para cambiarla por una más cómoda, sencilla y de color negro.

 -¿Por qué te gusta tanto molestar a Skiley?

 Él suelta una carcajada y agita la cabeza sin borrar la sonrisa mirado a la pared que recién hemos dejado de golpear.

 -Porque es muy divertido. - me guiña un ojo.

 -No, en serio. - tendré doce años, pero no soy idiota, no me pueden engañar tan fácilmente como creen, no soy tan ingenuo.

 -Pues... Joulley, me gusta tomarla el pelo por la cara que pone cuando se lo tomo. Me gusta cuando grita y cuando se enfada conmigo. Me gusta cuando quiere darme un buen bofetón pero se contiene para no armar un escándalo. Me gusta preguntarla cada día de que color es su ropa interior para ver como se sonroja, y vacilarla para que me conteste mal. Me gusta esos días en los que la da por sonreír, por olvidarse un rato de su pasado. Me gusta... esa Skiley que odia que la llame Sky, porque significa cielo, y ella no quiere ser mi cielo. - pone los ojos en blanco y acaricia la pared. - Me gusta cómo se irrita, hacerla de rabiar y que me insulte. Que me llame idiota, imbécil y capullo. Me... - se detiene y me mira. - Ya he hablado demasiado. Vete a ponerte cómodo para la cena. - me aconseja devolviéndole a su rostro algo de seriedad.

 Asiento, y salgo de mi habitación. Cree que ha parado a tiempo, pero no lo ha hecho. A Dan le gusta Skiley, le encanta. Y yo soy un niño de doce años que va a morir en los vigésimo segundos juegos del hambre.

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